La discusión respecto de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la consulta puede convertirse en pueril, además, en pretexto para un poder de facto. No obstante, aún es solo la búsqueda de legitimidad para nociones primordialmente arcaicas que, en el mejor de los casos, tienden a consolidar el anquilosamiento estatal.
La falta de correspondencia entre el desarrollo de las ciencia y la técnica con la organización de las relaciones sociales es la mas verdadera naturaleza de una auténtica crisis.
El gobierno ha tomado la iniciativa. Se persigue con la consulta elevar la fuerza del derruido sistema político que ayer hizo del sector económico del Estado un elefante blanco y que hoy -con razones y sinrazones- lo pone en venta.
Alguien dijo alguna vez: gobernaremos desde la oposición. Al fin, la frase se convirtió en realidad. Hoy se gobierna desde la oposición y se hace oposición desde el propio gobierno.
La viabilidad de una conducción conciente del desarrollo social surge de condiciones materiales. El partido político advino con el aparecimiento del Estado capitalista. Las facciones políticas precedentes no poseyeron la cualidad que pretenden en el presente las agrupaciones del Poder.
La Metamorfosis es el título de una magistral metáfora del mas lacerante existencialismo. En un cotidiano amanecer, el antiguo burócrata advierte que su cansancio lo adhiere a la modorra del anticipado despertar, y a pesar de los golpes y llamadas a la puerta no le es posible responder.
Antiguos emperadores solían consagrar los esfuerzos del reino a la invención de esencias que suprimiesen el hedor de la putrefacción que las pestes generaban. Hubiese bastado enterrar los cadáveres.
La política es (u organiza) relaciones entre intereses sociales que existen en lucha por el Poder o por su administración. A ella pertenecen los mejores y peores momentos de la evolución de los pueblos y naciones.
En la mitad atrasada del mundo opera un proceso para la destrucción del dilatado presente sin mañana. Hace las veces de explosiones sociales malogradas, de guerras justas perdidas, y en nombre de un equilibrio de laboratorio suprime hasta la memoria de lo destruido.
El dictamen entre fuerzas disímiles, en el marco de los calificativos gobernante u opositor, no implicó conclusión programática alguna. Tras las dos candidaturas estaban tanto las fuerzas del gobierno cuanto las opositoras. La división maniquea en la que el bien es gobiernista y el mal, opositor, o viceversa, es fórmula mágica para todo y resolvió…