Que la razón del destino del país sea la de un partido político, medio para contribuir a alcanzarla, es loable. Pero, a la inversa, imponer al país la fatalidad de un partido no solo es absurdo, sino repudiable y peligroso para la paz interior de la república.
Las ilusiones, al igual que las utopías, amparan y aposentan a grandes y pequeños movimientos humanos. Suelen constituir fuerzas positivas e indispensables en los avances históricos.
Los intereses económicos, culturales, étnicos, regionales, reclaman espacios en el instrumento político de la nación. El derruido presidencialismo no puede ofrecerlos.
El Ecuador resiste una situación caótica resultante de afluentes de la historia, el pretérito mediato y el actual interinazgo. Contener este caos por parte de los últimos que lo desataron en las jornadas de febrero luce poco probable.
Urge realizar registros de población, recursos, educación. Desarrollar la medición de la economía y precisar su entorno.
La sociedad incorpora una extraña división. Una creciente e incomensurable muchedumbre humana que perdura de espaldas a su destino como el ganado. Y los otros, los humaneros.
Lo dicho por el general René Yandún ha armado en las altas esferas un efímero alboroto con cierto matiz medieval. La verdad en tiempos de «democracia» no debe ser real sino legal.
1989 evidenció el carácter mundial de la emergente economía. Más tarde se manifestó -en consecuencia- también otra perspectiva, la militar. Nuevas enemistades reorganizarían alianzas y bloques armados.
La justicia es la aspiración suprema de toda actividad. Encuentra razón para existir desde la procreación del ser humano hasta el fin de su destino.
Sobre el Ecuador se amontona toda la historia -no como pasado y presente-, únicamente como presente, tiempo sin ancestros, hecho de hoy y ahora: comunidad primitiva, esclavitud secreta, campesino siervo medieval, proletarios de los siglos XVIII y XIX, obreros ‘aristocráticos’, millones de marginados sin patrón, hacendados, amos empleadores, poderosos managers, banca de usureros y de…