La inmadurez de las economías atrasadas consiente periódicamente que intereses ajenos al poder tradicional incursionen en alguna instancia del Estado. Esto basta para que ese poder reaccione en pos de la recuperación de la parcela perdida.
Ecuador necesita reconocer sus procesos reales.
La violencia es arma económica.
El sucre ya no forma parte de los factores del desarrollo, es el féretro múltiple de una política despedazada. No es, siquiera, ese instrumento de convergencia que fue al constituirse en moneda nacional. Hoy aparece lento en su andar. Se arrastra. Y solo interesa parcialmente.
Los disparos contra Irak no hacen una guerra, son un tiro al blanco. Irak es polígono de armas de destrucción masiva ocultas en palacios, campamentos, hospitales, museos, poblaciones. Si yerran, da igual, pues las bombas siempre caen sobre el objetivo. Así nos informan.
Las vicisitudes respecto del caso Pinochet son los prolegómenos de otra juridicidad, se enmarcan en un derecho que va más allá de las relaciones interestatales y que pretende ofrecer formas jurídicas a la universalización de una moral.
Un sector avanzado del periodismo latinoamericano está interesado en elevar sus criterios, organización, producción, entendimiento, ética, profesionalismo y correspondencia con la colectividadtoda. La burocratización del periodismo -afirma- ha conducido a una nefasta mecanización en la obtención, elaboración y entrega de noticias, fundamentalmente en la televisión.
Las organizaciones DP-PSC se han reencontrado para correr la misma suerte. Sus papeles -de cogobernantes, de gobierno y oposición o de feroces adversarios de ocasión- se reescriben en cada circunstancia. Unidad de «contrarios» enraizada en el ámbito crítico del presente.
La violencia de la política económica y la vacuidad de las relaciones públicas constituidas en fundamento de promoción y protección del gobierno van preparando una explosiva caldera social y, a la par, su prefiguración presagia que será aplastada. El gobierno lo presiente y de manera indirecta prepara la «pacificación» interior.
Ecuador tiene dos grandes pretensiones: una, salir del subdesarrollo, que es un objetivo estratégico y otra, modernizar, reestructurar, reorganizar el proceso económico y social para incorporarse a la globalización.