La judicialización de la política logra también ridículas manifestaciones y Ecuador está alcanzando el cenit.
En Ecuador se va imponiendo la doctrina y la práctica destinadas a «modernizar» el Estado hasta convertirlo en Estado ausente.
La construcción del oleoducto de crudos pesados involucra todos los aspectos de la vida social. La participación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército (CIE) ha puesto en discusión el nuevo papel de las Fuerzas Armadas.
La dolarización aporta recursos a la economía emisora. A más del señoreaje, los de una inflación superior al 100% y fundamentalmente las contrataciones que obtenga en el futuro inmediato.
La fatal descomposición del aparato administrativo, la degradación del sistema político, económico, ideológico, esa estrategia tan vecina del Plan Colombia, la base de Manta engendran dudas sobre el destino de la nación y el Estado ecuatorianos.
El Plan Colombia fue concebido ante el choque de antagonismos reales por la conducción del Estado de la hermana república.
El Congreso Nacional resolvió no conocer la petición del Presidente de la CSJ encaminada a requerir un paso procesal para el enjuiciamiento al ex-Presidente Mahuad por miedo a la anulación de los juicios planteados contra el ex-Presidente Abdalá Bucaram.
Con cada cambio del curso de la historia, surgen comprensiones y estrategias nuevas. Jamás son simultáneas a esas transformaciones, siempre son posteriores.
Se abisma más allá de la crisis económica. La pendiente cuestiona su existencia. Es inconmensurable la pérdida de recursos y condiciones de reproducción de su riqueza social. La pretendida soberanía agoniza anestesiada y premeditadamente.
Despachos de prensa para América Latina cubrieron las primeras planas: «¡Fraude!», «Fujimori camina hacia la ilegalidad». Fue la declaración de un portavoz del Departamento de Estado que «pidió no ser identificado».