La política exterior tiene múltiples significados.
La marginalidad fue nombre y señalamiento del suburbio de la estructura social. Se presentó como lumpen de abajo y de arriba. Descomposición de agrupaciones dirigentes del Estado y, a la par, de la masa de empresarios y trabajadores.
La libertad tiene cualidades semejantes a las de la violencia y viceversa.
Cuando la autoridad expresa directamente al poder, la crítica debe ubicar los intereses que constituyen las decisiones estatales. Pero cuando, como en algunos Estados latinoamericanos, la representación política no expresa inmediatamente al poder, la crítica enfrenta otra dificultad, traspasar la apariencia, pues la visión inmediata de un régimen no corresponde a la realidad del poder.…
“Los imperios no tienen ningún interés en operar dentro de un sistema internacional; aspiran a ser ellos el sistema internacional”. (Henry Kissinger, La Diplomacia)
La visita del Presidente de Colombia fue espectacular. Activó los aparatos de seguridad en la capital. Aparatos que demostraron estar entumecidos por falta de uso.
1972 marca un hito en la historia de Ecuador, fue el inicio del desplazamiento de una estructura de poder por otra. El aparato agro exportador fue subordinado. El Estado disfrutó de alguna independencia gracias a los recursos del petróleo. El fugaz intermedio concluyó con el año 1975.
A comienzos del siglo XX, en Ecuador nació un clamor desde el sector empresarial afectado por las mermas que los accidentes de trabajo y otras circunstancias laborales provocaban en sus ganancias. Su exigencia creció hasta convertirse en la seguridad social –Caja del Seguro de entonces– que debía ser estimulada y tangencialmente administrada por el Estado.
El petróleo fue transformado en deuda externa acreedora de su totalidad y algo más.
En 1976, a poco de haberse instaurado el poder especulativo que sustituyó al agro-exportador en la conducción del Estado se gestó una transformación en la élite política: dejó de representar directamente al aparato económico y devino ropaje de una tecnocracia intermediaria del triángulo financiero-bancario-mediático.