El 30 de enero, El Clarín de Buenos Aires publicó el artículo de Paul Kennedy De Clinton a Bush, un abismo. El autor recordaba haber asistido meses atrás a una de las conferencias que se dictaban sobre políticas estadounidenses presentes y futuras. El ex presidente Bill Clinton era el expositor en la Universidad de Yale,…
Ecuador está amenazado en su naturaleza histórica como nación independiente. Es el desenlace de la política impuesta hace 28 años. Un presentimiento de impotencia se ancla en la contemplación colectiva de ese destino.
Crear un sujeto histórico común de naciones y pueblos del continente americano es estrategia fundamental de esta parte de la humanidad que habita América.
La política esencial que ha subordinado al Estado ecuatoriano desde 1976 sigue siendo la misma. La continuidad corresponde al triángulo de poder determinante de su quehacer. Resuelve el destino de los recursos naturales y del excedente económico, la fatalidad de las instituciones nacionales y la mutación ideológica que articula la cadena de control social.
«Señores y señoras, ¡lo tenemos!». El anuncio se detuvo. Por un instante, no dijeron a quién. No era fácil comunicar la captura de no se sabe qué, de un cadáver que camina o de un símbolo.
Signos, imágenes y actos de fe han aproximado o distanciado al ser humano del reconocimiento de su práctica.
Se ha propuesto la prolongación de la jornada de trabajo, a pesar de los índices de desempleo y subempleo que llegaron a niveles descomunales para luego disminuir por el éxodo de un elevado porcentaje de la población económicamente activa.
La guerra es aún lo más notable de la historia humana. Ha sido invocada para todos los quehaceres de nuestra especie y repudiada en esas mismas ocupaciones.
La derrota sufrida por Álvaro Uribe en el referendo y las elecciones corresponde a una política belicista apenas encubierta en la propuesta de modificar el Congreso, hacer ajustes fiscales, congelar remuneraciones, salarios y pensiones. Preparar al Estado para la «solución bélica» contra la guerrilla.
El viernes 17 de octubre se desprendió de la Presidencia Gonzalo Sánchez de Lozada. La gravedad del hecho lo llevó a Miami.