Cuando lo necesario resulta no viable en la práctica, surge la tragedia. La historia y la vida individual están repletas de estas circunstancias. Ecuador atraviesa uno de esos momentos. La intención del Presidente Palacio de consultar al pueblo sobre su voluntad de convocar a elecciones de Asamblea Constituyente enfrentó la primera dificultad en el fallido…
En la historia, pocos momentos permiten a una representación política convocar al pueblo para enfrentar la demanda de su época.
Ecuador ha tomado demasiada distancia del pensamiento y espíritu con el que fue creado.
Despertó estupor, sorpresa e indignación en el seno de la banca: “el despropósito”, una Ley para la rehabilitación de la producción nacional que orientaría el crédito al sector productivo, el 75% de los depósitos. Evitaría la fuga de capitales y mas.
La decisión que tomó ID de establecer una alianza con el Ejecutivo y llevar adelante el proceso de reforma política posee algo meritorio, que sea público, que no se lo practique subrepticiamente como ha sucedido en la relación del PSC y DP con diversos gobiernos.
Con el ascenso de Alfredo Palacio a la Presidencia resurgió la idea de la Constituyente que él mismo invocó en un principio. A poco, se presentó la inercia de la representación política de casi treinta años.
Hace tres décadas se impuso paulatinamente la noción de que los problemas del país se tejen de corrupción, conflictos judiciales, criminalidad de la política. No del poder. Creencias cultivadas para proteger intereses reales.
El paro en Orellana y Sucumbíos constituye uno de los momentos cruciales y sintomático de la necesidad de transformación política.
El bicentenario del nacimiento de Hans Christian Andersen (1805-1875) fue conmemorado honda y comparativamente con el mundo de hoy.
La salida de Rafael Correa del Ministerio de Economía es exclusión inconciente o no de una política en el seno del gobierno.