Organizar las 40 horas

La riqueza social  es fruto del trabajo, de su intensidad y productividad.

Este principio, que no es infalible, estuvo en boga durante la Colonia, época en la que los pueblos indios sufrieron en mitas, encomiendas y obrajes 140 horas semanales -un tormento con cien horas más que hoy-.  Y de semejante labor cumplida en nombre de los bienes espirituales y materiales no quedaron sino la huella de la extrema expoliación, el miedo, el subdesarrollo, la insignificancia internacional, la discriminación, el bocio endémico, el cretinismo, la desnutrición, la insalubridad, amontonándose en la impotencia social.

La jornada de trabajo de los pueblos colonizados siempre se ha prolongado más que la de las metrópolis y jamás esto ha significado mayor riqueza.  En Europa, durante aquellos tiempos los obreros ‘se confabulaban’ para “arrancar, como clase, una ley del Estado, un obstáculo social  insuperable que les impidiera a ellos mismos venderse y vender a su descendencia como carne de muerte y esclavitud mediante un contrato libre”,  con cualquier benefactor.

Aquel trabajo extensivo, ese que atormentaba a los colonizados, causó degradación también a la patronal que en su evolución de propietarios de tierras, manufacturas, fábricas, comercios contaron siempre con abundantes manos indias, cholas, negras, mestizas, suficientes para no emplear jamás la técnica.

El trabajo casi gratuito fue desgastando el potencial de la iniciativa privada, la cultura empresarial, la ejecutividad, la organización técnica, el fundamento científico de la educación y el Estado que fue estructurándose con retardo para todo.   Un remedo de capitalismo usufructuario de la esclavitud y de las relaciones serviles se impuso a partir de la Independencia.

La semana laboral evolucionó de más a menos, lo que equivale a decir de la nada hacia algo.   Las 40 horas de trabajo fueron una posterior condición del progreso que se manifestó en un sector de esa lúcida conciencia nacional que condensa Carlos Julio Arosemena Monroy: un derecho reconocido a los trabajadores y unos minutos añadidos al ocio del patrón por si se le ocurriera consagrarse a algo más que al dinero.

Organizar esas 40 horas es la gran tarea de este momento, y significa convocar a los industriales a renovar su equipamiento, ordenar creativamente el año laboral; renovar la legislación económica, societaria, las obligaciones de las empresas respecto de la sociedad en su conjunto, en definitiva, forjar una sistematización avanzada del trabajo, una estructuración moderna en las unidades productivas.

El conjunto de fuerzas de la nación deben encontrar espacios comunes para discutir y asumir una estrategia fundamental para los cambios requeridos.  No existen parcelas en las cuales se resuelva el supuestamente problema de la totalidad:  la parcela de los monetaristas, que con la devaluación y la elevación de precios, resuelva todos los problemas nacionales; la parcela de los laboralistas con la jornada de 48 horas, los problemas de la miseria; la parcela de los agraristas con desalojos, la protección debida a la propiedad de la tierra; la parcela de la exportación, la ‘elevación’ de su capacidad competitiva mediante la eterna devaluación.  Así, en cada parcela reina un sabio, un técnico, un engreído, un superhombre, a veces un negociante.

La prolongación de la semana laboral, por ejemplo, afianza la desocupación crónica y sus consecuencias, y arraiga la reducida utilización de recursos de las empresas que no se debe a la semana laboral de 40 horas sino a condiciones del mercado, baja competitividad y escasa demanda social.

Nada dignifica más que el trabajo.  Nada degrada más que la explotación y la pérdida de la calidad de vida suscitada a través de la prolongación de la jornada de trabajo.

El salario real  nunca es invocado por quienes plantean la semana laboral de 48 horas.  El gobierno habla de salarios nominales.   Y todos saben en qué terminan esos ingresos nominales y también cuán interminables se vuelven las horas restadas a la vida en nombre de la riqueza y el bienestar.


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