Después de la técnica, nada ha estimulado más el desarrollo en la evolución humana que el cuestionamiento al poder. Se lo ha realizado en la dimensión que requiere una transformación y ha sido fuerza motriz en cambios trascendentes.
En general, en la superación de una organización, pensamiento, acción o proyecto es importante partir de la crítica al poder. Establecer sus determinaciones es antecedente de madurez social. En ausencia de ese cuestionamiento se conserva el infantilismo político. Sucede en Ecuador cuando se enceguece la política en todo lo que implica observar el poder.
Criticar el poder es conocerlo, lo demuestra la historia, la ciencia y el arte. Sin esa disputa no existe salto posible hacia la excelencia.
El país está controlado por un poder que se articuló en 1976: multilaterales (FMI y BM), la banca especulativa “nacional” y un pequeñísimo grupo de medios de comunicación que manipulan la subjetividad de la población. El resultado se sintetiza en la ausencia del interés nacional, en la decadencia del Estado y la depredación del conjunto de recursos bajo su jurisdicción.
¿Quién conoce la función estratégica y tácticas del TLC? ¿Por qué no se informó al país de las exigencias de EEUU? Ahora el TLC se reduce a las preferencias arancelarias, un ATPDEA-plus, ¿a cambio de qué? Nos imponen empresas intocables, tal el caso de Oxy que actuó al margen de la ley, nos piden que Petroecuador pase de manos vía inversión; que Ecuador sea depositario de basura atómica, industrial, técnica y más.
La integración en la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) es la alternativa.
Discernir entre la CONVEMAR o las 200 millas de mar territorial es importante. No obstante, a la par, resulta tarea superior impulsar la CSN, tendríamos mas accesos a los océanos Atlántico y Pacífico, a la solución de conflictos ya no a la medida de intereses ajenos a la región.
Dónde radica, por ejemplo, la impotencia del Congreso Nacional para hacer reformas necesarias. No posee comprensión, capacidad ni representación suficiente para cuestionar el poder. Cuestionarlo significaría hacer reformas que separen el Estado del aparato financiero.
Un día será la Constituyente; en lo inmediato, ya no es posible. Los esfuerzos del poder se coludieron contra la voluntad nacional ante la inmadurez en la fuerza colectiva que ha demandado un poder nuevo resultante del interés nacional y desarrollo productivo.
No puede haber transformación trascendente en Sudamérica como tampoco en Europa ni en ningún Estado si no se parte de un ámbito mas amplio, de un hábitat histórico para el desarrollo.
La CSN es nuestra estrategia posible.
Europa con la UE supera obstáculos para la integración de una fuerza superior que le permita mejorar su existencia.
Nosotros, ecuatorianos y latinoamericanos, requerimos la soberanía para compartirla con toda la especie.
Tarea imprescindible es cambiar el poder. Sin esto cualquier otro “cambio” terminará siendo camuflaje de la continuidad del statu quo.
La transformación a partir del cambio de poder debe estar en todo pensamiento, quehacer social, político, cultural, científico y técnico. Desde ahí renace Ecuador y podemos contribuir a una Latinoamérica libre y soberana.