De los impasses a la frontera de paz

La presentación de los impasses propone la selección decantada de planteamientos anteriores y la disposición a tratarlos. Es la introducción a un intercambio de palabras con resonancia

Los impasses son variables que se mueven en la realidad geográfica y sus accidentes, se suman los derechos (generalmente menos fuertes que el statu quo), constantes que deja la evolución de límites de los estados del mundo.

Se abre el camino para reconocimientos mutuos. De suyo no hay garantía de arreglo, pero podría ser el umbral de un bien intencionado ensayo.

La tesis-impasse: salida soberana al Amazonas no ha de ser exclusiva ni excluyente respecto de otras consideraciones. El Ecuador podría ampliar su formulación de acceso soberano al Amazonas por acceso soberano a puerto en sitio navegable, por cualquiera de los ríos, para barcos de alto calado, al Amazonas navegable (quizás sería el caso en el bajo Napo, en el corazón de lo que fue nuestra Amazonía) lo que supondría un intercambio de concesiones en la negociación.

En el concierto, los planteamientos pueden llevar a otro tipo de soluciones, tal la delimitación por el Cenepa hasta su desembocadura en el Marañón, lo que es moralmente viable para nosotros, aunque política y económicamente difícil para el Perú. En este caso, esa solución tendría un carácter simbólico para el Ecuador, los accidentes del curso del río Marañón, al bajar, limitan la navegación.

Por otra parte, la «inejecutabilidad parcial» alude a un tramo. Aquí lo mas importante es su precisa comprensión. Según la Cancillería (Diario Hoy, 8 de marzo de 1996): «Se destaca el término parcial, (…) pues se pretende que la parte que es inejecutable se vuelva ejecutable a través de la negociación». El gobierno ecuatoriano, al presentar este impasse, añade el marco, condición de tratamiento y superación de la inejecutabilidad al plantear el acceso libre y soberano al río Marañón-Amazonas.  Una frontera no solo existe en una magnitud mensurable, es sobre todo una cualidad, expresión de circunstancias y resultantes históricas.

La negociación deberá formular los términos del conflicto hasta alcanzar una frontera que desarrolle algo mas que la demarcación de flancos.

El Perú proyectó concluir la demarcación -eludiendo la verdadera gravedad y dimensión del conflicto- por la cumbre de la Cordillera del Cóndor, lo cual nosotros rechazamos tan de plano como ellos nuestra posición (en algún sentido la neutralidad de los garantes, también). Sin embargo, son estas únicamente posturas iniciales.

La vigencia del conflicto es un tremolar de situaciones de hecho que oscilan de las ficciones a los callejones sin salida. Cualquier solución supone evocar, examinar, admitir y retribuir actuales intereses mutuos.

En Ecuador nos vamos acercando a una tesis única. Si, en esencia, los planteamientos diversos sobre el diferendo territorial (inejecutabilidad, nulidad absoluta, herida abierta) han sido idénticos contenidos sin forma, una formulación común para esa identidad será capaz de servir de base para entablar una negociación, avanzar a la solución y resistir cualquier ofensiva.

Ecuador y Perú se aproximan a negociaciones que detienen la evolución de los hechos consumados o de los simples ucases de la fuerza. Queda aún tiempo para las razones de los pueblos que modifican o se imponen a las de sus Estados.

La disposición a la solución pacífica encontrará siempre alternativas, si no habrá que apelar al arbitraje, como lo propuso ya el Ecuador. Desde hace días, en Perú está corriendo una tesis curiosa: si la negociación no resuelve el problema, acudir a la Corte Internacional de la Haya.

Palabras audibles y generadoras de eco pueden ofrecer sentido práctico y soluciones a las búsquedas propuestas.

Hay problemas de otros órdenes, cuyas soluciones vendrán con la frontera.


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